ABSTRACT
Fue el propio Hipócrates quien estableció la existencia de una enfermedad cavitoria intrapulmonar purulenta y la necesidad de drenaje como tratamiento. También estableció correctamente que la fuente principal de la infección era la broscoaspiración a partir de la orofaringe. Los abscesos pulmonares eran comunes y con frecuencia fatales antes de la aparición de los antibióticos, pero con la introducción de la penicilina se volvieron una enfermedad exitosamente tratable y de menor prevalencia. Actualmente, la incidencia de abscesos pulmonares ha vuelto a elevarse debido principalmente al aumento en el número de pacientes inmunocomprometidos, así como cambios en los patrones de la flora microbiológica y de la resistencia a los medicamentos. El tratamiento, que ha pasado de ser primordialmente quirúrgico a ser casi exclusivamente médico, ha vuelto un poco hacia procedimientos ivasivos, cuando los antibióticos y el drenaje espontáneo no son exitosos.